Si jamás, jamás, has realizado estudios de abastecimiento de agua en poblaciones quizá lo que leerás en este correo te parezca chino.
O, si tienes lo que hay que tener, te resultará mejor que una clase de la carrera. Es decir, que tendrás información para “lucirte” entre tus colegas.
Bien…
No pensemos en el diseño sino en la operación típica de redes de distribución de agua potable —de aquí en adelante las llamaremos acueductos—.
Cuando se hacen modelos de simulación hidráulica, se busca lograr aproximar con el mayor detalle posible los consumos en los nodos de la red del acueducto en estudio pues esto es lo que definirá el “apego” a la realidad del modelo que, al final, es sólo una representación matemática de una red real, existente.
Así que en ese proceso de estimar demandas reales, se empiezan a realizar mediciones en campo.
Algo así como que se coloca un dispositivo medidor de caudal en la tubería de alimentación al acueducto y, si fuera el caso, otros dispositivos medirían el caudal que sale (hacia otras redes) desde dicho sector.
Al final, lo que entra menos lo que sale, se asume como la demanda de la red de acueducto estudiada.
Lo más fácil, a los efectos del modelo, es tomar esa demanda y dividirla entre el número de nodos en los que pensamos asumir que hay un consumo.
Pero… ¿y si la densidad de población no es homogénea en toda el área estudiada?
Upssssss!
Lo mismo pasa en el diseño. Es decir, cuando la red no existe.
Muchos libros —y hasta en la universidad— nos dicen que determinamos la demanda global y la dividimos homogéneamente entre los nodos de la red de cálculo.
Y ya está.
Y, nuevamente… ¿qué pasa si la densidad de población no es la misma en toda el área?
Pues que nos estamos alejando de lo “real” —o, en términos más vulgares: estamos metiendo la pata… hasta el cuello y más allá—.
¿El deber ser?
¿Lo ideal?
Pues es simplemente distribuir en consonancia, con consistencia, a la manera en que se distribuyen los consumos y la densidad de población.
Si, ya lo sé… este trabajo es un trabajo de hormiguita (un trabajito, realmente) —si lo haces a mano, claro—, pero estarás de acuerdo en que es lo más adecuado.
Por ello es que, en su momento, creamos al localizador de demandas.
Un programa que permitía distribuir, en base a puntos de consumo —lo que llamamos parcelas de demanda— y a áreas de densidad poblacional —que llamamos, inteligentemente (jaja), polígonos de demanda—, las demandas en los nodos de una red.
La idea de ese localizador fue genial… se tenía un programa que se encargaba de distribuir de forma adecuada, real, las demandas en los nodos de la red de acueducto.
Aquí podías tener una red en la que cada nodo tenía la demanda media que LE CORRESPONDÍA y no un promedio.
¿Lo malo? que este Localizador de Demandas requería compartir la información con AUTOCAD así como con EPANET para poder realizar un cálculo y diseño hidráulico en su totalidad.
Por ello es que posteriormente, las características de distribución automática de demandas de ese Localizador las incluimos en nuestros programas AQUEDUCTOS y CLOACAS y, más recientemente, en el plugin AQU_CAD para AUTOCAD®.
Así, sin traumas, ni elucubraciones, ni suposiciones “raras”, puedes realizar, sin mayor razonamiento, la distribución de los consumos en la red que vas a diseñar.
Y, claro, si estas modelando redes existentes, pues simplemente puedes exportar la información a un archivo .INP de EPANET, para que puedas modelar en período extendido.
¿A que vale la pena?
Un saludo.
Alfredo Simancas
P.D.: Con estos dos programas el trabajo lo haces sólo una vez. Es decir, estableces tus parcelas y polígonos de demandas en AQUEDUCTOS (por ejemplo) y sólo tienes que exportar esa distribución a CLOACAS…
¿A que somos geniales pensando siempre, siempre, en ahorrarte trabajo?