Cuando yo aún cambiaba mi tiempo — el valioso tiempo— por dinero (traducción: cuando aún trabajaba por cuenta ajena) pocas veces trabajé bajo presión…
…esa presión de tener que terminar un proyecto para el Lunes y estábamos a Viernes y, por lo tanto, debíamos quedarnos trabajando sábado y domingo, comiendo hamburguesas y refresco de cola.
Y no es porque yo fuera muy capaz (que también).
Ni porque tuviera suerte teniendo a los mejores jefes (que también, sin duda).
Ni porque en la oficina en la que trabajaba hubieran pocos proyectos (que también, a veces, pasaba).
Realmente no sé por qué, al menos viéndolo en retrospectiva, no recuerdo alguna ocasión en la que estuviera “pegando carreras” un Viernes en la noche por un proyecto. De hecho: ya los viernes, después de almuerzo, me estaba preparando para volver a mi casa (trabajaba fuera de mi ciudad de residencia).
“Del apuro queda el cansancio” decía mi abuela y, además, mis proyectos y/o urgencias, los viernes por la noche eran otros 😛
(¡Ay mis urgencias! ¡Cómo las extraño!)
¿A qué viene todo esto?
Pues que, revisando los reportes de las consultas de soporte, estoy viendo que estas aumentan conforme se acerca el fin de semana.
Día preferido: Viernes.
Hora seleccionada: cerca de las 5:00 pm (del viernes, cuando estamos a “puntito” de cerrar el chiringuito).
- ¿Que quizá los clientes no saben que no tenemos soporte 24 horas 7 días a la semana (está escrito/plasmado en nuestra web, por cierto)?
- ¿Que no están conscientes de que estamos en España - Islas Canarias (y por lo tanto, si estás en América, habrá un desfase de horario laboral)?
- ¿Que piensan que somos muy guays (que también) y vamos a quedarnos atentos a su “urgencia”?
Ah, porque debo decirlo, muchas de esas consultas en esos días/horas críticos tienen un texto así como:
“…es que debo terminar un proyecto urgente…”
O
“…espero su pronta respuesta…”
La verdad es que no me quejo de esto. Hay veces que, siendo Viernes y estando yo “de guardia”, me asusto si no ha llegado alguna duda por soporte, preguntándome si es que:
¿Ya no nos quieren?
¿Se cayó (nos han jaqueado) la web?
Etc…
De hecho — y no te lo vayas a coger como un compromiso para cuando optes por ser nuestro cliente— dado que estamos “online” (que no trabajando) hasta algo más tarde de las 7 u 8 de la tarde (ya, a mi edad, esas urgencias de los viernes que extraño son cada vez más esporádicas), solemos responder buscando no dejar al usuario/cliente en ascuas todo un fin de semana.
Otras veces, pues, lamentablemente, cerramos realmente el chiringuito y nos enteramos ya el lunes a primera hora de la “urgencia” del cliente.
¿Y cuál es el punto? Estarás preguntándote.
Pensaba en que este correo fuera motivacional para ti o para quienes, probablemente, viven pegados/enganchados/agobiados al o por el trabajo.
Les podría decir (aconsejar) que busquen mejorar la gestión del tiempo.
Les podría decir que piensen en lo valioso que es el tiempo libre. Ese que pasamos con la familia, la pareja, con nuestra mascota, estudiando o, simplemente, disfrutando de la “soledad iluminadora” (Unamuno dixit)…
… y que lo antepongan a cualquier cosa que huela a trabajo.
Pero creo que quizá lo importante es aprender a darse valor propio.
Dar valor a lo que eres capaz de realizar, en este caso como profesional.
Esto va de conocer nuestras limitaciones. Saber hasta dónde nos podemos comprometer, más allá de lo que nuestro jefe nos exija.
Cierto que nuestros jefes — los buenos, los que no sólo firman la nómina— buscarán, por nuestro bien, llevarnos al límite. Pero hay, valga la redundancia, un límite que debemos establecer sobre nuestros propios límites.
Pero, claro, todo termina estando dominado por el dinero — el sucio y vil (para muchos) dinero—. Hay cuentas (y cervezas) que pagar, sueños por realizar y cosas así…
…pero al final, cuando logres estar en la cima, lo único que vas a querer recuperar será tu tiempo.
Así que, adminístralo. Aprovéchalo.
Empieza a ser más tempo-eficiente con nuestro software
(aunque no respondamos a tus urgencias después de las 5 de la tarde de un Viernes).
Un Saludo.
Alfredo Simancas.